viernes, 22 de mayo de 2009

ELENA GARRO: Los Recuerdos del Porvenir.

Cuando se pregunta por escritoras poblanas, se tiene como referente obligado a Ángeles Mastreta, específicamente con Arráncame la Vida y su recientemente aparición en la pantalla grande. No tengo nada en contra de la escritora, más debo confesar que su obra no es de mi agrado. Sin embargo, también podríamos mencionar a Elena Garro.

Durante mis años preparatorianos, tenía un profesor de literatura que ya había tenido oportunidad de conocer en secundaria y desde entonces viví enamorada de él, de su voz suave, de su serenidad, pero sobre todo, enamorada de su amor por los libros, por eso, encontrármelo nuevamente en mi último año de prepa fue increíble. Ahora que lo pienso no era guapo, ni alto, ni delgado, ni de cabello crespo. Su apariencia era demasiado sobria, sencilla, sus lentes de fondo de botella, sus suéteres de nerd... pero eso sí, tenía una mirada penetrante. Me gustaba leer, pero nunca hablaba al respecto, hasta entonces. Quería impresionarlo, hacerle ver que teníamos cosas en común. Leí -más bien intentaba leer- todo lo que él mencionaba en la clase "necesario para comprender la identidad mexicana". Casi siempre eran escritores y como yo estaba en mi etapa de feminista incomprendida -entiéndanme, cosas de la edad-, hablé con él sobre lo que en esos momento llamé "el machismo imperante en la literatura". Él sólo sonreía a medias y me contestaba con esa voz que me envolvía; supongo que mis comentarios le parecían ingenuidades de una joven inquieta.

Fue así que conocí a Elena Garro -entre otras escritoras a las que también admiro -. Lo que leí de ella me agradó mucho, pero como sabía que había sido esposa de Paz y nuevamente por ese feminismo mal comprendido, me puse a investigar sobre su vida, pues quería saber qué tanto había influido él en sus textos, además, pensé que "debía ser horrible que te reconocieran por ser su esposa únicamente". Lo que encontré sobre ella me mostró a una mujer fuerte, inteligente; una lectora compulsiva desde niña, con una imaginación tremenda... Quedé prendada de sus textos. Hablaban de su obra catalogándola dentro del realismo mágico, cosa que no entendí realmente -no me mal entiendan, ahora tampoco entiendo de esas cosas-.

Ayer, por el blog de un amigo que andaba decidiendo cómo llamaría a su primogénito, recordé a Garro y su obra Mi hermanita Magdalena, donde se habla de cómo los nombres nos marcan, nos dan identidad y -sea cuál sea su opinión-, nos dan destino. No tengo a la mano el libro, pero sí el de "Los Recuerdos del Porvenir", por lo que les dejo unos pequeños fragmentos. Que los disfruten:

"Aquí estoy, sentado sobre esta piedra aparente. Sólo mi memoria sabe lo que encierra. La veo y me recuerdo, y como el agua va al agua, así yo, melancólico, vengo a encontrarme en su imagen cubierta por el polvo, rodeada por las hierbas, encerrada en sí misma y condenada a la memoria y a su variado espejo. La veo, me veo y me transfiguro en multitud de colores y de tiempos. Estoy y estuve en muchos ojos. Yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga".


"En aquellos días Julia determinaba el destino de todos nosotros y la culpábamos de la menor de nuestras desdichas. Ella parecía ignorarnos, escondida en su belleza".


"Él sabía que el porvenir era un retroceder veloz hacia la muerte y la muerte el estado perfecto, el momento precioso en que el hombre recupera plenamente su otra memoria"


Saludos.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Slava's snowshow: los payasos tristes

Primer acto: payaso con unacuerda en el cuello. ¿Un payaso suicida? Expectativa. Después de eso, fueron casi dos horas de risas, ternura y magia.

Te llevan por las estaciones del año, te envuelven con escenarios surrealistas: una cama que se convierte en barco -y puedes ver el mar-, pelotas gigantes rebotando sobre los espectadores, una lluvia de burbujas, una telaraña enorme que nos envolvió a todos; te cubren de nieve, de agua, de humo; lunas, estrellas, planetas, luces, fantasmas, ángeles se hacen presentes. Todo eso con actuaciones sencillas, con movimientos lentos, sin utilizar palabra alguna, que le dan aún más, ese toque mágino. Los efectos son muy buenos, pero sin su capacidad de actuar, no tendrían el efecto que tiene en los espectadores.

Y no sólo lo visual es magnífico, también lo es la mezcla de música, lo que hace que tenga mayor impacto en los espectadores: una versión de "Más que nada" para escenas con movimiento y divertidas; "La Petite Fille de la Mer" utilizada para mi escena favorita: una despedida en la estación del tren (primera foto de esta entrada), simplemente emotiva, ¿quién no ha vivido una despedida y la hubiera querido así?; Blue Canary, cuando los payasos verdes molestosos bailan y tocan sus pequeños acordeones, gesticulando la canción; Camina Burana para un final estruendoso -una fiera tormenta de nieve que nos cubrió a todos con pequeños pedazos de papel-, entre otras canciones, que son las 10 favoritas de Polunin, el creador del show.



Y el objetivo se cumple. Mueven cosas dentro de ti que estaban olvidadas, te hacen recordar, pensar, reír como niña de 10 años: te hacen sentir, en pocas palabras.

"Slava Polunin nació en un pequeño pueblo en Rusia, muy alejado de la gran ciudad. Su infancia transcurrió entre bosques, el campo y junto a un río. Vivió en un mundo de fantasía y le encantaba inventar cosas nuevas y crear historias. Construía casas de cuatro pisisos en los árboles y pueblos de nieve, organizaba fiestas muy divertidas para sus amigos. A través de la televisión y del cine, nació su amor por los grandes payasos y mimos. Su sueño era convertirse en un payaso. Su pasión era tan grande que a los 17 años se fue a Leningrado a estudiar junto a otro mimos y así fue que comenzó su larga gúsqueda para recuperar y reestablecer el arte y oficio del verdadero payaso".

RECOMENDADO
Saludos.