lunes, 28 de septiembre de 2009

¿Ideas o acciones?

Tenemos un ideal de cómo nos gustaría ser, qué cualidades poseer, habilidades a desarrollar, metas; y sabemos, de igual forma, qué requerimos para ello, por eso trabajamos, estudiamos, hacemos o deshacemos, en fin, lo necesario para llegar a cumplir esa idea. A veces, aunque tengamos ese referente, no hacemos mucho para alcanzarlo y únicamente hay planes y planes -que vemos como ciertos y realizables-. Luego, confundimos, pensamos que ese ideal es lo que somos en realidad y cuando nos descubrimos haciendo algo que no entra dentro de esa imagen, decimos "yo nunca habría sido capaz de algo así" "nunca lo había hecho" "yo soy de las personas que..." Justificar. ¿Somos una idea o somos nuestras acciones? Esto llega a sembrar un sentimiento de culpa, porque creemos que somos esa representación mental, una descripción -como de perfil de blog- , que así somos. Golpe bajo a la autoestima.

"No soy de las personas que se va dos días de fiesta sin importar nada". A veces pareciera que decimos estas cosas con ganas de que alguien venga a probarnos lo contrario. O cuando vemos un documental sobre la economía internacional y el proteccionismo de los mercados y decimos "yo no compro cosas chinas, porque dañan la economía del país"; pero pasar por el aparador y ver algo que te encantó y decir: "bueno, por una de éstas no pasa nada, no morirá nadie" y te vas a casa con tu producto chino esperando que nadie te vea y sepa que no cumpliste con lo que dices de ti , ni de tus hábitos de consumo. Mas tú lo sabes y te reprocharás por eso.

¿Han escuchado preceptos como: no importa lo que hagas mientras no dañes a alguien con tus acciones? Olvidamos lo más importante: no lastimarnos a nosotros. Y para no lastimarnos deberíamos saber qué somos -acciones- y qué queremos ser -ideales- y no confundir a Chana con Juana, porque no hay permisos especiales, no hay excepciones, eso es la verdad, lo malo que estamos haciendo es lo que somos capaces de hacer, ¿por qué asustarnos?, ¿por qué justificar que nunca lo habíamos hecho o nunca lo hubiéramos imaginado? Entonces aparece el doble discurso, la doble moral y con esa misma hipocresía juzgamos a otros.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¡Gracias Sr. Gobernador!

En la exposición temporal de Picasso y Luna, en el Complejo Cultural Universitario, pueden verse dos enormes lonas en el andador cultural con las siguientes leyendas:

  • Lona 1: Gracias Sr. Gobernador, por su apoyo a la difusión de la cultura.
  • Lona 2: Gracias Sr. Gobernador, por traer a Puebla colecciones de esta calidad.
No supe si reír o llorar. Me parece una burla... con el logo de la BUAP y del Complejo. ¿Era necesario gastar en esas dos lonas? Nos quejamos de que no hay recursos, hay campañas para que no reduzcan el presupuesto para las univesidades públicas. ¿Cuál es el discurso oculto? Todos lo sabemos. Sabemos, además, los arreglos políticos y los beneficios. ¿Para qué más circo? Los gobernantes, los funcionarios públicos, hoy, son artistas, parte de la farándula, de un espectáculo: "mira, yo tengo más adeptos", "a mi me ponen lonas dándome las gracias", "yo aparecí ayer en 20 periódicos""tengo novia actriz y gastamos un dineral en medios", "mi fiesta de cumpleaños fue la más grande, asistieron 200 figuras políticas". Derroche, ego, imagen, pagados con el dinero que bien podría ser utilizado para otros rubros. Sólo figura, no hay fondo.

De verdad que tenemos a los políticos que merecemos, ¿por qué les permitimos que se burlen de estas formas? y lo peor: en espacios universitarios, ¿qué podemos esperar de los futuros egresados?, ¿más títeres, más víctimas de nuestra falta de análisis, de nuestro bajo nivel de participación? Quizá parezca una nimiedad, quizá lo sea, pero estas nimiedades se repiten a escalas enormes, que representan millones de pesos que seguimos pagando. Estas pequeñeces -que a nadie indiganan, parece-, son la raíz de las grandes excentricidades que les permitimos a nuestros gobernantes. ¿Falta dinero? Sí, falta dinero en investigación, en educación de calidad, en cultura, en deporte. ¡Ah! no hay para eso pero sí para andar levantándose el cuello por cada cosa que se gestiona desde un gobierno, pagando millones a televisoras y medios por vender una idea. El señor anda limpiando su imagen, aunque ¿alguien es tan iluso como para creerle al Precioso? Si él hubiera pagado la exposición, démosle las gracias. ¿No es acaso nuesto dinero con el que se pagó?, ¿gracias sr. gobernador?, ¿los universitarios lo decimos?

Y las lona proliferan: aquí somos panista, aquí perredistas, esta facultad apoya a ...., en esta casa se vota por ... Es irrisorio como apelamos a la civilización por un lado, a la democracia y esas cosas de discursos bonitos y rebuscados, y por otro, seguimos marcando territorios, jugando a las guerritas.

martes, 22 de septiembre de 2009

Quiero llegar a vieja

Hay un gran miedo a la vejez, sobre todo en estas épocas donde la estética es un factor sumamente relevante. En televisión, por ejemplo, podemos ver a artistas como Maribel Guardia que, a sus 50 años, luce un atuendo tan diminuto que no deja nada a la imaginación. Tiene qué mostrar, nadie lo niega. Y así, tener 50 años es ser un adulto maduro, mientras que en la Edad Media llegar a esa edad hubiera representado un milagro.

Las compañías de cosmetología han encontrado, en este fenómeno, un nicho de mercado a explotar, y lo hacen –y caemos-. No hay mucho de qué asustarnos, entrar en el estándar de belleza siempre ha sido uno de los objetivos de las mujeres –también de los hombres, aunque no tan marcado como ahora-, por eso es absurdo vanagloriarnos de que en otras épocas era distinto, porque no es así. El modelo de belleza sí era diferente, es decir, no siempre estuvo de moda ser esqueléticas(os), o parecer jóvenes de 18, pero estaban de moda otras cosas: en la Edad Media y debido a las situaciones precarias de vida, una mujer delgada –como modelo actual- era grotesca, porque la delgadez extrema era asociada a la muerte por hambruna o muerte por enfermedades propias del contexto; las mujeres robustas eran el atractivo, pues quería decir que podrían sobrevivir a tales males y, por ende, cuidar a los hijos –las flacas comían arañas machacadas para poder subir de peso y las mujeres actuales dejan de comer para estar delgadas-. En la época de los tocados y los altos peinados, llenarse de polvo para estar blanqueadas –con lo que lograban taparse los poros, quemarse la piel, envejecerla- y pintarse los labios de rojo en forma de corazón, era considerado "de clase"... Podríamos seguir con más ejemplos, al fianl todo es cuestión de la cultura, de contexto, con la constante: no importa el precio a pagar, hay que entrar en la moda, en los estereotipos.


“Ser bello” es lo in. Hay una discriminación muy marcada a las personas con sobre peso, a los estéticamente distintos, a los que no están dentro de las tendencias que marca la moda –sea cual sea el grupo social al que se pertenezca- y a los viejos. Esta discriminación está ahí, sólo que la disfrazamos de manera elegante y como parte de nuestra cotidianeidad: “¡Mira su pantalón!” “¡Cómo pudo llegar a ese peso y no hacer nada!” “Seguro es una fresa” “Es un geek” “¡Qué viejo se ve!” “¡Come papitas y gorditas!”. Sí, lo hacemos y las generaciones pasadas también lo han hecho, sólo que en el presente somos “diplomáticos” "tolerantes" y no lo aceptamos. ¿Discriminación? ¿Nosotros, los civilizados? No, para nada, si por eso hacemos campañas contra la discriminación…


Por eso hoy nadie quiere llegar a viejo. Se dicen: "a los 33, como Jesús", "no quiero llegar ser un anciano (a) y volverme un (a) inútil y ser una carga", entre varias expresiones relacionadas. ¿A qué le tememos? ¿A vernos arrugados, con dientes postizos, con dolores propios de la edad? Pasa lo mismo que con el concepto de belleza, ser viejo ha cambiado su significado, sólo que el primer término sigue siendo un objetivo y el segundo dejó de serlo. Las personas de la tercera edad -me da risa esta expresión moderna para evitar la palabra VIEJOS- eran consideradas sabias, seres con conocimientos que podían orientar a los más jóvenes; a su cargo estaba el huehuetlatolli: palabra antigua, palabra sabía, donde los mayores plasmaban sus consejos con base en su experiencia. Para nosotros, los viejos son una molestia. En las empresas no los contratan; los asilos han duplicado su número de población; se han creado “las casas de los abuelos”. Se dice que “no están actualizados, que la tecnología y las nuevas formas de vida los sobre pasan, que no entienden los nuevos contextos…” Lamento decirlo: el promedio de vida es muy alto a comparación de otras épocas –con cáncer, pero alto- y la mayoría de nosotros viviremos hasta hacernos pasitas -la pirámide de población se invertirá y en unas décadas seremos más viejos que jóvenes-.


En lo personal, quiero vivir muchos años, todos los que sean posibles –decentemente si no es mucho pedir-. Me intriga saber qué cambiará, qué seguirá igual; si México algún día gana un mundial o si hay un viaje a la luna que pueda pagar –¡ya me vi!-, aunque lo más importante: vivir para estar cerca de los míos, para cuidar a los nietos y que me digan “no abuela, eso ya no se usa, mira, te enseño”. En otras palabras, para no dejar de aprender -hasta que el alzheimer me lo permita- ni de sorprenderme... -quizá esto último si me lo permita el alzheirmer jaja-

¡Saludos futuras pasitas!

lunes, 21 de septiembre de 2009

Pedazos

Cambios, muchos. Ansiedad por nuevos sucesos. Remembranza de gratos momentos. Aún no cesa la tromba. Su aparente calma me asusta más que su impetuosa furia. Esperar, sólo resta tener paciencia. La necesaria como para no rascar en el pasado lo que tanto añoramos en el presente. Sólo que algunas cosas no pueden ser ya posibles. Los recuerdos son los que se empeñan en mantener vivos a sentimientos que nos condenan. Recuerdos que con el tiempo no desean morir, o tal vez no las deje la necedad de un alma, ¡de esta condenada alma…! Mas ya vendrán tiempos mejores, porque siempre vienen. Fuera de este recinto de sucesos y emociones se escuchan voces augurando otros cambios.


Noviembre 2003.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Días de eventos.

5 de septiembre: Aga boom.
CCU-Auditorio.

Las comparaciones, en este caso, no son ni malas ni buenas, pero sí inevitables. Slava's snowshow me gustó, la mezcla de efectos, música y actuación dan como resultado un muy buen espectáculo donde las sorpresas no paran. Aga boom no cuenta con tantos efectos especiales, por el contrario, su fuerte se centra en la actuación, los malabares, las acrobacias, la interacción y la comedia simple y sencilla. La utilización de un chorro de papel -espero que reciclen- y algunos sketches, generan una interacción directa con los espectadores, haciendo mucho más ameno el show. No puedo decir que uno me gustó más y otro menos, son conceptos similares, pero distintos en su presentación y objetivos. Slava's te llevaba por varias emociones; Aga boom te mata de risa.

Dimitri Bogatirev es el creador del concepto y su personaje es Aga, con su peculiar chongo en la cabeza, Iryna Ivanytska -su esposa- es Boom, Valery Slemzin es Dash y Mini boom es el hijo de la pareja de protagonistas. La foto de esta entrada es de Boom, en lo personal, el personaje más expresivo y de más peso en el show. El tiempo se va volando, uno se queda con ganas de más. El día que asistí no recuerdo a ver visto a la contosionista -sábado 5 a las cinco-, ¿alguien la vio en el alguna de las 3 funciones siguientes? Si alguien tiene oportunidad de verlo, no se lo pierda, se pasará un rato jugando como niño y con niños.

9 de septiembre: concierto de gaitas Tierra Megia.

Ese día, en lugar de ver el partido México contra Honduras - cuando Jovanhy no hizo la beliseñal y se desató la polémica de si andaban o no, ¡una noticia fuertísima!- , decidí perderme tan magno evento, para asistir a un concierto de gaitas celtas en la Ibero por el grupo Terra Megia. Sé bien poco de gaitas- casi nada en realidad- y sinceramente pensé que iría a un concierto de tintes académicos y que todos estaríamos en pose de seudo intelectuales diciendo: "oh, sí, la interpretación de Muñeira de Lugo me pareció la mejor de todas piezas" "La música celta de la época medieval era condierada...". Mas no fue así. El concierto fue dinámico, con invitados, baile y explicaciones entre cada interpretación sobre el estilo, influencias e importacia de tal instrumento en diversas culturas. Lo malo del evento fue el lugar, pues se realizó en el gimnasio de la universidad, lo que no favoreció tanto el sonido y además, al ser un escenario adaptado, hubieron por ahí varios errores y problemas de coordinación por los espacios.

El domingo, en el el Andador Cultural del CCU, estará presentándose esta orquesta de gaitas a las 3 p.m., si pueden asistir, vayan, es entrada libre. Parece ser que en noviembre se presentarán en el teatro, de este mismo recinto, para celebrar los nueve años que llevan ya como Terra Megia, vale la pena, pues tienen unas muy buenas propuestas, entre ellas, unas adaptaciones de rock -bajo, guitarra, batería- con gaita: interesante realemente.

Recomendados.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Verdades universales

No hay maneras de asimilar lo aprendido, sólo una: prueba-error. Ayer escuché esto en una reunión: "los animales no pasan dos veces por el mismo lugar por el que han caído o se han lastimado, sólo los humanos” –frase explotada hasta el cansancio por los libros de superación personal-. Y sí, es cierto, la frase tiene razón, los animales no vuelven a pasar por ahí, pero – y aunque sé que esto quizá desate una polémica absurda-, el ser humano no es un animal –que se comporte en ocasiones como tal, es mera elección-. No sé qué obsesión tenemos con estas frases: “somos animales pensantes”; “es instintivo, es nuestra naturaleza animal”; “a veces no puedes controlarlo, es el animal el que actúa”, etc., etc. Entonces, ¿para qué usamos el término ser humano? Digamos mejor: El animal pensante, el chimpancé iluminado ese… Los animales no tienen un cerebro como el nuestro, al menos yo no he visto a ninguno que ande construyendo ciudades, armando computadoras, escribiendo un libro. Sí, entiendo que hay tipos de inteligencia y que existe algo mucho más básico que nuestro pensamiento lógico, heredado de nuestros antepasados en la cadena evolutiva, misma que ha tomado miles de años en gestarse, pero hemos cambiado, nos hemos convertido en otra cosa, en otros seres distintos. No somos animales, somos seres humanos; una u otra cosa, no las dos. Ahora, ser humano no implica, como ya se dijo, que únicamente tengamos una parte racional, pues nuestro cerebro tiene divisiones que han permito, que la parte instintiva que justificamos, conviva y funcione a la par de la lógica. ¿Por qué pasamos por el mismo lugar dos veces? Porque no somos animales. Imagínense que el primer hombre que usó el fuego hubiera dicho: ¡ah cabrón!, esto quema. O que uno, después de haberse enamorado perdidamente de alguien y haber sido herido – ¿de qué otra manera sabríamos qué significa el amor, el duelo y lo que es tener el corazón roto?- hubiera dicho: no, pues está difícil esto de enamorarse, ya no voy andar haciendo eso. Pareciera que en nuestra naturaleza –humana, la de pasar por el mimos sitio- está también nuestra condena, ¿no? Y sigue escuchándose fatalista. Al final, uno pasa todas las veces que sea necesario -hasta que aprendamos-, y que nos dé la gana, pasar por el mismo sitio, aunque sepamos, de antemano, que eso nos provocará algún “sufrimiento” posterior, supongo que al menos, algunos, ya no pasarán de la misma forma por el mismo lugar.

Y mi argumento es: no me gustan las frases con verdades universales, esas que no puedes refutar, frases que contradicen términos que creamos porque tienen una función. La mayor parte del tiempo uno prefiere dar el avión, pues terminaremos siendo tachados de herejes por blasfemar contra verdades establecidas por consenso social. La verdad es más simple: nos gusta tener frases de respaldo, que no puedan ser cuestionadas, que den punto final a un tema, como por ejemplo: “no hablemos del pasado, el hubiera no existe” ¿Cómo que no existe? Que uno no pueda regresar en su maquinita del tiempo y cambiar esa decisión o esa acción, pues sí, no se puede. Pero el hubiera está, lo usamos, lo inventamos y ya.

Hablar del pasado cuesta, sobre todo cuando aún nos duele, y es por eso que si metemos esta dichosa frase, entonces ya nada tiene sentido, porque estamos negando y dando por terminada una plática aunque aún haya cosas que decir o aclarar. Hay que cerrar ciclos, lo entiendo, pero hay que cerrarlos bien, sin nada pendiente, nada que arrastrar. Por eso creo que en algunas ocasiones el hubiera nos enseña, permite que identifiquemos el punto exacto donde dimos el volantazo, el dónde, exactamente, por andar papaloteando, nos dimos un madrazo por tropezar con una piedra o también, nos muestra en qué hemos cambiado: “Si yo hubiera quitado el miedo y hecho lo que quería…”. El problema no es el “hubiera”, el problema es lo que le sigue. Al mirar hacia atrás ves como tus decisiones te han dejado aquí, si estuviste consciente de esas decisiones, supongo que la segunda parte de la frase sería algo como: “si yo me hubiera quedado ahí –por algo no lo hice-, quizá no estaría tan feliz ahora”. Y por último, otra función del hubiera es que nos ayuda a saber que algo no está bien, que seguimos añorando o deseando que algunas cosas nos ocurran nuevamente o que aún no cerramos los asuntos pendientes. Depende de cómo lo usemos y para qué.

Ni qué hacer, cómo diría Montt "si vives mirando hacia atrás, lo que termina con tortícolis no es tu cuello, sino tu corazón". Ojalá que las Ardillas lean esto, porque desde ayer, como esos espejismo nostálginos, nos da por ver hacia trás cuando hay mucho camino por echar a perder. Por eso, cuando salgan, no olviden llevar su kid frases con verdades universales, son buenas para ya no hablar más del tema.

Saludos.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

¡FELIZ CUMPLEAÑOS NA!


Hoy, hace unos veintipocos años, nació una mujer que para mí es un parte aguas: mi vida se divide en un antes y en un después de ella. Amiga, hermana de lazos mayores a los de la sangre, compañera de viaje… Enumerar sus cualidades, y contarles la vida a su lado me tomaría muchas entradas. Atesoro cada uno de los momentos que hemos pasado juntas, buenos, malos, ni malos ni buenos; raros, mucho más raros: todos. ¿Qué más puedo decir? Sabes –y sé que además lo sientes- el enorme cariño que te tengo, lo que representas; que la distancia no es nada para nosotras, que el tiempo, desde hace mucho, es relativo -alguien creo que ya lo había dicho-: estoy contigo siempre.

Gracias, bruja mía, por haberme dado brebajes para curar mi alma y quedar prendada de ti.
JE T’AIME!

PD. Foto del año pasado. Este año nos vamos de vagas!