miércoles, 14 de abril de 2010

Libro del Desasosiego

"Cuando nació la generación a la que pertenezco, encontró al mundo desprovisto de apoyos para quien tuviera cerebro, y al mismo tiempo corazón. El trabajo destructivo de las generaciones anteriores había hecho que el mundo para el que nacimos no tuviese seguridad en el orden religioso, apoyo que ofrecernos en el orden moral, tranquilidad que darnos en el orden político. Nacimos ya en plena angustia metafísica, en plena angustia moral, en pleno desasosiego político. Ebrias de las fórmulas exteriores, de los meros procesos de la razón y de la ciencia, las generaciones que nos precedieron derrocaron todos los fundamentos de la fe cristiana, porque su crítica bíblica, ascendiendo de la crítica de los textos a la crítica mitológica, redujo los evangelios y la anterior hierografía de los judíos a un montón dudoso de mitos, de leyendas y de mera literatura; y su crítica científica señaló gradualmente los errores, las ingenuidades salvajes de la «ciencia» primitiva de los evangelios; y, al mismo tiempo, la libertad de discusión, que sacó a pública discusión todos los problemas metafísicos, arrastró con ellos a los problemas religiosos donde perteneciesen a la metafísica. Ebrias de algo, dudoso, a lo que llamaron «positividad», esas generaciones criticaron toda la moral, escudriñaron todas las reglas de vida, y de tal choque de doctrinas sólo quedó la seguridad de ninguna, y el dolor de no existir esa seguridad. Una sociedad indisciplinada así en sus fundamentos culturales no podía, evidentemente, ser otra cosa que víctima, en la política, de esa indisciplina; y así fue como despertamos a un mundo ávido de novedades sociales, y que con alegría iba a la conquista de una libertad que no sabía lo que era, de un progreso que nunca definió.

Pero el criticismo ordinario de nuestros padres, si nos legó la imposibilidad de ser cristianos, no nos legó el contentamiento con que la tuviésemos; si nos legó la incredulidad en las fórmulas morales establecidas, no nos legó la indiferencia ante la moral y las reglas de vivir humanamente; si dejó dudoso el problema político, no dejó indiferente a nuestro espíritu ante cómo se resolvería ese problema. Nuestros padres destruyeron alegremente porque vivían en una época que todavía tenía reflejos de la solidez del pasado. Era aquello mismo que destruían lo que prestaba fuerza a la sociedad para que pudiesen destruir sin sentir agrietarse al edificio. Nosotros heredamos la destrucción y sus resultados.

En la vida de hoy, el mundo sólo pertenece a los estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación. "

PESSOA.

martes, 6 de abril de 2010

PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

ENSAYO-2005. Todo por culpa del principio de incertidumbre jeje.



EN LOS LABIOS DEL AGUA
-Los Jardines Secretos de Mogador-

“Los Sonámbulos son enemigos de las certezas”
Alberto Ruy Sánchez


De la simbología usada por Alberto Ruy Sánchez en su obra, sumamente interesante, bien puede analizarse detalladamente y dar como resultado una serie de interpretaciones atractivas… Sin embargo, esta vez – debido a circunstancias, puesto que el ser humano responde a ellas- se hablará del deseo.

Encontrar lo mágico en las cosas que se hacen, sentir con intensidad, escuchar el corazón palpitar en las manos, en el cuerpo, suspirar hondamente: desear. ¿Y cuántos realmente se atreven? “La sociedad es un espeso tejido de deseos” (Pág.53), pero ocultos, disfrazados, ahogados por circunstancias, mudos.

Por ello se admira al que lucha por vivir con el deseo como su axioma, al que no ha perdido la capacidad de asombro ante lo aparentemente nimio. Y se hace un hueco para contar una historia similar a la de uno de los abuelos de Jassiba, a quien, además, se le debe el título de este ensayo y de otro escrito de Ruy Sánchez.

…Eulogio ya no es tan joven, por eso pocos entienden su adicción al enamoramiento, si tuviera unos diez años menos se podría decir que son “cosas de la edad”, pero no lo es. Va por la calle cuando descubre en la otra acera el amor (o al menos un pedazo de él), se dirige hacia la chica y dice lo primero que se le cruza por la cabeza. Se olvidó mencionar que Eulogio tiene un poder de convencimiento muy desarrollado. Si la chica puede articular una idea completa sin titubear y muestra interés por la música él queda prendado.

La corteja por la siguiente semana (si hay sexo bienvenido sea, de lo contrario no hay ningún problema), durante este tiempo ella se vuelve el centro de su atención y Eulogio se deja recorrer por las sensaciones, por ese deseo que nadie entiende. Pasado cierto tiempo, esa intensa etapa del enamoramiento inicia su declive, y Eulogio se marcha dando argumentos convincentes a la chica, dejándola satisfecha. Él emprende el viaje con sus fotografías y una dosis –de deseo- para el camino.

En los labios del agua, en su boca escurridiza e incolora, en las ilusiones constantes y pasajeras, donde “de cada mujer que se enamoró fue capaz de construir una nueva idea de la vida, firme como certeza” (Pág. 56) Y luego desmoronarla para construir otra, con una nueva mujer.

Al igual que Eulogio, la obra de Ruy Sánchez es atrevida en un contexto como el actual, intentado encontrar las razones “lógicas” al actuar, donde se vive con prisa, buscando la comodidad y resignándose a salir el día para mañana comenzar el otro. Y es que los jardines de Mogador no son tan secretos, lo que sucede es que pocos tienen tiempo de detenerse a mirarlos.

“Habría que detenerse en cada instante una vida para comprender su propia razón… ” Martín Corona.

El misterio es compañero del deseo. “La calidad de las flores está en su promesa, en su anuncio… lo mismo pasa con los amores” (Pág. 27) Es el ingrediente que lo vuelve irresistible, cautivador. Y por supuesto que no podría faltar uno de los misterios que más ha atraído a la humanidad: la naturaleza (los jardines)

Lo natural guarda el enigma de su origen, y muestra lo perfecto de sus formas y orden. Un bosque, el mar, el cielo, la maternidad, la muerte se miran con respeto y admiración; se han vuelto la fuente de inspiración de muchos, el suplicio de otros, la razón de algunos. Es su misterio lo que hace a la naturaleza tan interesante.

Por ello el autor da 183 páginas de este infalible ingrediente, mezclado con esta constante búsqueda del otro.

La Otredad. Entender al otro, encontrarse en él, descubrir que también es humano, pero diferente. Mucho se ha hablado de la Otredad, de su complejidad, y de todo eso, hay un punto en que las opiniones coinciden: el otro es indispensable, es la razón, el motivo.

El deseo no tiene sentido sin el otro. ¿Con quién compartir los sueños, los logros, el misterio, las ideas, la vida? ¿Para que buscar si no habrá a quién contarle sobre lo encontrado? ¿En la memoria de quién seguir vivo después de la muerte?


Así, en esta búsqueda del otro, se concluye dedicando estas líneas a los Sonámbulos, a los que en el sueño viven igual que despiertos. “Los Sonámbulos no distinguen entre realidad y deseo. Su realidad más amplia, más tangible, más corporal es el deseo. Me muevo porque deseo…” (Pág. 53)


Por: Lucía Beristain Monterrosas
Literatura Mexicana
Primavera 2005